QUEJOSOS
Entre la
difusa fauna de quienes critican al gobierno nacional están muchos de aquellos
que más dependen de él en su vida laboral. Así es que se oye, vociferar
desaforados, a quienes viven, de las más variadas formas, de los estados
provinciales, municipales y nacionales. Extraña paradoja.
Con curiosidad
vemos innumerables casos de empleados en distintas reparticiones oficiales que
destilan odio por el impuesto a las ganancias sin ver el trasfondo solidario de
tal postura, o se suman al coro decrépito que clama por la desdolarización, sin
discutir siquiera el perfil de cambio, en el paradigma cultural y productivo,
que tal decisión conlleva.
Además de
estos especímenes se suele ver a varios otros en la misma postura, por ejemplo
aquellos que critican un plan de gobierno pero ocultan su pertenencia y/o simpatía
con aquellos grupos empresariales hostiles al modelo pero parásitos de él, tal
el caso de los que viven de los medios de comunicación opositores, pero que
bien cobran fabulosas sumas de dinero en calidad de publicidad
"oficial",
También están
los casos de aquellos que trabajan para los aberrantes antros de juegos de
azar, o para los saqueadores peajes en las rutas, o en los bancos que alguna
vez fueron gerentes recaudadores de los felizmente acabados casos de los
esquilmadores de trabajadores con el verso de las afjp.
Se quejan
los grandes terratenientes, esos que siempre recurren a las ayudas del estado
cuando cosechan poco pero nunca quieren aportar cuando hacen cosechas récord o
cuando lo que producen sus tierras obtienen precios en millonadas.
Bueno es
que, por tener todo el tiempo ocupado elaborando nuevas tácticas de ventas,
nuevos productos y trabajando para imponerlos en un mercado activo, no se
quejan los comerciantes, ni los fabricantes de insumos de uso cotidiano, ni los
productores de comidas, ropas y bebidas... entre otros.
No vamos a
descubrir nada nuevo en el rastreo de las razones que llevan a dichos quejosos
a tomar tal postura. Son las mismas de siempre. Hay quienes las plantean con
una postura ideológica. Son quienes predican que el "sistema" de vida
mundial va por un camino errado y proponen un cambio total. Para ellos nada que
se haga dentro de estos parámetros es viable así que se oponen lisa y
llanamente. No les importa ni eso que ellos llaman "parches sociales".
Se les entiende el error tomado y acepta. Son los menos.
Junto a
estos se puede ver a quienes critican, obstruyen e insultan parados en uno de
los suelos más embarrados: la envidia. Esta gente toma esa postura agresiva
contra nuestro gobierno solo porque sus
propios referentes, y ellos mismos, son incapaces de tomar el tipo de
decisiones que cambian paradigmas. Son minoría también pero se hacen sentir.
Escupen odio, son de cuidado ya que no entienden razones.
Hay más de
estos grupejos, pero por último en esta crónica, están aquellos que se quejan
sin argumento alguno. Esos hincha pelotas que se lo pasan repitiendo lo que
escuchan en la radio facha, del almacenero tacaño o en los canales televisivos
corruptos. En general estos bichos son unos perezosos que no averiguan nada,
les interesa poco y de lo que menos tienen ganas es de aprender y entender. Son
bastantes, inútiles pero contagiosos.
Como se
dijo, es el contrasentido de los que hacen de la queja una terapia contra sus
propios fantasmas.
Quién más
debería reclamar por algunas posturas equívocas de nuestros comandantes en el
Gobierno, que están pero con acabadas muestras que se trabaja en ello, soy yo,
o quienes como yo, vivimos al día sin que los gobiernos tengan poco y nada que
ver con nuestras ocupaciones. Nosotros trabajamos también, y somos varios
cientos de miles por no decir millones que cada día a alguien brindamos un
servicio, cobramos por él y sobrevivimos ese día. Al otro igual. Así siempre. Y
pagamos el IVA en todo lo que compramos sin chistar, los otros impuestos
agregados por nuestros municipios a cada servicio que usamos, pagamos el
sobreprecio en la tarifa de energía, arancel que mantiene los onerosos sueldos
de otros muchos quejosos de trazos articulados por el gobierno nacional.
Pagamos las nada discriminativas, y cero solidarias, tarifas de las empresas de
tevecable y de comunicación, esas que aprovechando que sus concesiones fueron
echas sin control ni previsión alguna, saquean sin diferenciar a terratenientes
de cartoneros. Nosotros y nuestros hijos estudiamos en colegios públicos con
docentes que, con y sin razón, culpan del abandono educativo, la desidia, la
falta de contenidos curriculares y su magro sueldo al gobierno, pero no
denuncian el profundo perfil de "improductivos" que han tomado muchos
de ellos en cuanto esquivan el camino del sacrificio que tomaron cuando
abrazaron esa sagrada vocación... Y
todo esto solo como algunos ejemplos. Nosotros sí justificaríamos quejarnos,
pero no lo hacemos, nosotros apostamos nuestra piel y nuestra alma a que todos juntos saldremos adelante por
fin, como ciudadanos de un país inclusivo, sin sectarismos vacíos ni quejas vanas.
06/09/12 Javier Tissera
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